La imagen de una Yogi con la cabeza en el suelo y los pies en el aire causa muchas veces admiración y ganas de asumir el reto. Sin embargo, más allá de su espectacularidad, las posturas invertidas en yoga tienen unos enormes beneficios para nuestro sistema, y es por esta razón que las practicamos.
Las asanas invertidas revierten la acción de la gravedad para el cuerpo: en lugar de que todo sea arrastrado hacia los pies, la orientación cambia hacia la cabeza. De manera similar, a niveles emocional y psíquico, estas posturas cambian el patrón normal, dando un nuevo aire a las antiguas formas de comportarse y de ser.
Se considera invertida cualquier postura en la que la cabeza quede por debajo del corazón. Estas posturas invertidas forman parte de una sesión de yoga, que es donde se deben aprender a realizar, porque resultan un poco más complicadas que las otras. Se debe tener mucho cuidado en ejecutarlas y no conviene hacerlas de forma aislada.
Beneficios de las posturas invertidas en yoga
Beneficios físicos de las invertidas de yoga
- Mejoran la circulación sanguínea y linfática, y nutren la parte superior del cuerpo, en especial el cerebro y las neuronas.
- Impulsan el sistema inmunológico.
- Proporcionan un gran equilibrio hormonal al traer flujo sanguíneo a las glándulas endocrinas.
- Aportan flexibilidad a la espalda y la columna vertebral.
Beneficios emocionales de las invertidas de yoga
- Abren la mente y facilitan la concentración para buscar la estabilidad y mantener la postura invertida.
- Desbloquean energías negativas al permitir la limpieza de toxinas y su reequilibrio.
- La respiración se vuelve más profunda, lo que resulta muy calmante para la mente.
- Nos permiten ver las cosas, situaciones y momentos desde otro ángulo y perspectiva, reduciendo el cansancio y creando cierta liberación mental.
Algunos ejemplos de estas asanas
Adho mukha svanasana
También conocida como «perro boca abajo» es probablemente la postura invertida que más te suena, porque es una de las asanas del famoso saludo al sol. También es una de las posturas de descanso en yoga (junto con la postura del niño, savasana y la de la montaña). Cuando empiezas a practicar yoga puede ser un poco incómoda porque estás empezando a trabajar tu flexibilidad, pero cuanto más la practicas, más cómoda es.
Uttanasana
La pinza o la flexión de pie, es una asana que te resultará más fácil si eres muy flexible, pero que te ayudará a estirar las piernas y la espalda sea cual sea tu nivel de flexibilidad.
Sarvangasana
Conocida como la postura de la vela, es una Asana clásica de inversión sobre los hombros. El área crítica de esta posición es el cuello, pues debe estirarse sin forzarlo. Los hombros se compactan y empujan hacia el suelo, los brazos paralelos, dejando los codos en el suelo, las manos se colocan en la zona media de la espalda.
Setu Bandhasana
La postura del puente, además de una posición invertida, es una apertura de pecho. Túmbate en el sueldo y flexiona las rodillas para colocar tus pies en el suelo, al ancho de las caderas. Extiende los brazos a los costados del cuerpo y desde la fuerza de tus piernas, eleva la pelvis.
Halasana
Halasana o la postura del arado te ayuda a estirar los isquiotibiales y la columna. Túmbate boca arriba con los brazos a los lados del cuerpo. Levanta las piernas y la pelvis, llevando las piernas paralelas al suelo por detrás de la cabeza. Las manos sostienen la pelvis, con los codos bien apoyados en el suelo.