La sombra, ese gran aspecto de nuestras vidas, que a toda costa intentamos mantener oculto. Pero que sin embargo forma parte de nosotras, de nuestra vida, de nuestra naturaleza. Conoce un poco más de esa cara oculta que puedes liberar para saber convivir y a prender de ella.
A continuación te expongo una recopilación de artículos originales de la Psicoterapeuta Asunción Belart, que te recomiendo encarecidamente leas con detenimiento e incluso que tengas a mano papel y boli…. ¡ no te dejará indiferente!
¿Qué es la sombra?
Se denomina sombra a aquellos rasgos o características psicológicas que están ocultos, que han sido suprimidos o rechazados. Aquellos contenidos inconscientes que aún no han visto La Luz.
Está formada por todos aquellos aspectos, emociones y conductas que uno cree inaceptables y que por eso rechaza ( celos, rabia, mentira, vergüenza…) distintos tipos de actitudes que con facilidad proyectamos y reconocemos en los demás.
En efecto, podemos reconocer nuestra sombra cuando reaccionamos de manera exagerada ante las actitudes, defectos y acciones de quienes nos rodean.
Es un aspecto que en gran parte, se desarrolla en la infancia, al mismo tiempo que vamos construyendo nuestro «ego» y nos identificamos o no con ciertos rasgos. «esto soy», «esto no soy». Todos aquellos sentimiento y capacidades rechazadas, excluidas por el ego, van a parar al saco de la sombra.
La sombra familiar:
Son aquellos aspectos que la familia considera inaceptables para su imagen «ideal» y que por ende nos inculcan sin darnos la opción o capacidad de decidir.
Por ejemplo: En algunas familias se censura hablar de sexualidad, por tanto echamos esa faceta al saco de la sombra y cuando crecemos tenemos actitudes para con ese aspecto. Llámese vergüenza, poca tolerancia e incluso desprecio.
¿ Interesante verdad?
¿Como tratarla?
Para iluminar ese potencial que se haya en la oscuridad e integrarlo, es imprescindible en primer lugar RECONOCERLO. Trabajar con la sombra, implica aceptar lo que hay en cada una de nosotras ( envidia, agresividad, ansias de poder, etc… ) Es importante reconocer éstos aspectos, porque mientras estén reprimidos, actuarán en nuestra contra. La sombra puede llegar a ser una amiga generosa si la acogemos, pero cuando la ignoramos puede ser peligrosa.
Cuando accedemos a la sombra, conectamos con nuestras capacidades ocultas, aumentamos el conocimiento de nosotras mismas y nos liberamos de la culpa. Para decirlo de una manera más exacta: Nos aceptamos de una manera más completa.
Al incorporar la sombra a nuestras vidas, podemos relacionarnos de una forma mucho más saludable para con nosotras mismas y con los demás.
Un procedimiento para trabajar y saber reconocer muestra sombra, es establecer diálogos imaginarios con ella, exagerando aquello rasgos que excluimos, haciendo un pequeño «teatrillo». Así podremos reconocerla e integrarla, invitándola poco a poco a que forme parte de nuestras vidas.
Aceptarla, liberarnos de su dominio y reconciliarlos con ella, forman parte de el camino de la individualización y de la integración de tu verdadero ser, al 100%
Amar la imperfección
Las personas que se preocupan en exceso de su imagen, tienden a culpabilizar a los demás de cuanto les sucede, se mienten y engañan a sí mismas por ser incapaces de reconocer sus debilidades. Como no quieren aceptar su sombra, la proyectan en el exterior y la ven reflejada en los demás.
El gran Oscar Wilde, una vez dijo:
No es lo perfecto, sino lo imperfecto lo que más precisa de nuestro amor
El hecho de querer afrontar nuestra sombra, nos obliga a reconocer la totalidad de nuestro ser, que contiene el bien y el mal, lo masculino y lo femenino, lo consciente y lo inconsciente. El proceso de llegar a ser personas completas y únicas, requiere abrazar nuestra luz y nuestra oscuridad al mismo tiempo.
La armonía interior, se halla en nuestras manos.
Relaciones y sombra
Carl Jung, dijo:
Todo lo que nos irrita de los demás, nos puede ayudar a entendernos a nosotros mismos
Una gran parte de nuestras dificultades se manifiestan en las relaciones, al oponernos o rechazar algunos aspectos del otro que no aceptamos en nosotras mismas. Aquello que no conseguimos amar, nos crea conflicto y sufrimiento. La cura es amar, apreciar y respetar lo que rechazamos; abrazarlo y darle un lugar en nuestro corazón.
Sabemos que no podemos cambiar a los demás, pero que sí podemos cambiarnos a nosotros mismo si realmente es lo que deseamos. Cuando nos reconciliamos con nuestros «enemigos internos», curiosamente la relación con los «enemigos externos» se transforma.
El trabajo con la sombra es una tarea consciente y voluntaria de asumir lo que habíamos estado pasando por alto o reprimiendo. Se trata de reorganizar la personalidad incorporando aquellos aspectos hasta el momento rechazados. Se trata de aceptar la realidad tal y como es, y no como nos gustaría que fuese.
Si buscamos una persona que nos complemente, alguien que compense las carencias, acabaremos uniéndonos a alguien que reúne aquellos aspectos que no hemos llegado desarrollar, de modo que terminamos conviviendo con nuestra sombra.
Las proyecciones en la pareja, son intercambios de aspectos rechazados y reprimidos de cada uno, de manera que se ve en el otro lo que no se puede vislumbrar en uno mismo y se lucha por cambiarlo lo que en muchas ocasiones se convierte en un juego peligroso.
Por otra parte, muchas parejas se reparten no sólo las tareas domésticas sino determinados aspectos de la relación. Así, en la mayoría de las relaciones la mujer, se encarga de recordar la necesidad del acercamiento, proximidad y afecto, mientras que el hombre expresa la necesidad de autonomía, distancia y espacio personal, lo que genera una dicotomía que exagera aún más el conflicto interpersonales. Cuando en realidad, cada una de éstas necesidades, se hallan en cada uno de ellos y son vitales para ambos. De nuevo vemos reflejada, el tipo de educación «arcaica» con la que a día de hoy seguimos creciendo.
Ahora bien, la pareja es una oportunidad privilegiada, para trabajarnos interiormente. El otro es quien mejor nos posibilita y nos ayuda a crecer, reconocernos y poder llegar a vernos con claridad.
Convive con tu sombra
Nuestro lado luminoso, también forma parte de la sombra cuando permanece en la oscuridad y desaparece de la conciencia. Cuando la identidad se encuentra identificada con un papel o una imagen social. La totalidad del Ser queda restringida y relegada únicamente a la máscara o fachada con la que que una se presenta al mundo.
Además de dar una buena imagen rige invertir gran cantidad de energía en tapar, disimular, y ocultar aspectos de una misma. Rechazar esos aspectos, exige un esfuerzo enorme incluso más que aceptar y dar cabida a todo ello.
Para finalizar éste interesante artículo, te dejo una célebre frase de Stefan Zweig (1940)
Toda sombra es, al fin y al cabo hija de La Luz y sólo quien ha conocido la claridad y las tinieblas, la guerra y La Paz, el ascenso y la caída… sólo éste ha vivido de verdad.
NAMASTE