Estoy segura de que alguna vez has mezclado estos conceptos. Espiritualidad, religión, espíritu… Pero, ¿no son lo mismo, o qué? Tienen una estrecha relación, pero no son iguales, y definir esa diferencia y dejar claros los conceptos, es mi intención con este post.
Además, te invito a leer esta entrada sobre los seres espirituales, donde te explico que todos somos espirituales. Lo que hacemos no nos hace espirituales, más bien, es el resultado de la conexión con esa parte que habita en todos nosotros.
Aquí te hablaré sobre la religión y la espiritualidad, ya que es muy importante saber de qué estamos hablando, para así saber también cómo definirnos.
¿Te interesa lo que te cuento? ¡Pues quédate que acabamos de empezar!
La espiritualidad
Como os expliqué en la entrada ‘Seres espirituales negando la espiritualidad‘, todos los seres vivos somos seres espirituales. Ser espiritual no significa ser o no ser religioso, o tener ciertas prácticas o rituales… más bien, la conexión con nuestra parte espiritual es lo que hace que llevemos adelante ciertas prácticas, dejando otras a un lado.
La espiritualidad es lo que nos une con eso que habita en y entre nosotros, pero no vemos. Ya que aunque vivimos en una sociedad que tiene que ver para creer, está más que comprobado que existen cosas que no legamos a ver con nuestros propios ojos, por lo que algunas veces tenemos que creer para ver.
Lo de creer para ver, sin embargo, parece que es una idea metida bajo presión, ya que resulta que todo lo que cada persona que cree, es lo que ve en la realidad. Pero esto va más allá de las ideas de cada persona, va a nuestras manifestaciones en la vida, lo que traemos al plano físico. Y es que, una realidad primero fue una idea, lo que se crea en este plano físico, primero tuvo lugar en el plano mental, si no, no se manifestaría.
Negamos nuestro potencial
Eso es lo que pasa cuando decimos creer para ver. Si solamente llegamos a creer en la existencia de algo que vemos con nuestros propios ojos, estamos ignorando muchos otros aspectos que influyen nuestra vida. Si no les prestamos atención, no estaremos haciendo uso de ellos, por lo que nuestra vida será mucho menos espectacular de lo que podría llegar a ser.
Hay algunos aspectos en los que creemos aunque no los veamos, pero sentimos, como puede ser el olfato, por ejemplo. En este caso, sentimos el olor y por ello le damos la credibilidad de su existencia. Pero lo que pasa en nuestra vida, también está influida por otros aspectos no visibles, pero como no creemos que eso sea verdad, pensamos que no podemos hacer nada ante la vida que estamos representando.
La religión
Hasta hace poco, y todavía hoy en día, llegamos a relacionar la religión y la espiritualidad. Es más, se cree que la espiritualidad es lo mismo que la religión, y automáticamente, hay gente que rechaza esta idea por no estar de acuerdo con ciertas prácticas de algunas corriente.
La religión intenta explicar y crear una relación con ese lado espiritual que habita en y entre nosotros, no es más que una interpretación de todo lo que han ido escuchando y sintiendo. Por eso, las diferentes corrientes religiosas, aunque varie el camino, tienen mucho en común, como por ejemplo, nuestra creación por un ser superior, el cual normalmente suele ser un hombre.
Nosotros como personas de diferentes lugares del mundo, normalmente heredamos la religión que sea más aceptada en el lugar que nacemos, y no se le dan más vueltas por pensar que es la correcta. Hoy en día, gracias a Dios (y no ese hombre barboso), llegamos a cuestionar más cosas, la sociedad es un poquitín más abierta de mente y podemos salir de una religión o entrar en otra si así lo sentimos, ya que la información de cada una de ellas está difundida.
La mala interpretación
Lo que pasa en la religión, a mi parecer, es que no han interpretado bien las cosas, no se trata de un hombre, no se trata de otra vida como me conozco ahora… se trata de energía que habita en nosotros, todo lo que guarda esa energía y cómo va transformándose.
Esta mala interpretación, ha llevado a ciertas corrientes a actuar mal en el nombre de ese Dios que tanto veneran. Acciones maliciosas para algunas personas, mientras beneficiosas para ellos. Olvidando algunas premisas que ellos mismos predican en cada oración, y por lo tanto, perdiendo el sentido de su actuación en ese escenario religioso.
Dios habita en ti
Lo que no nos han dicho, es que Dios está en mi, así como está en ti también. Cuando nos dicen que Dios está en todos los lados, hablan de esa energía que no vemos pero que está, y como todos sabemos, la energía ni se crea ni se destruye, se transforma.
Tenemos el poder de trabajar con esa energía, trabajar la frecuencia en el que vibra, atraer una vida que vibra en nuestra misma frecuencia. Pero, ¿qué pasa? Que no creemos que seamos los creadores de todo, ya que nos han dicho que somos la creación. No creemos que podemos cambiar nuestra realidad trabajándonos a nosotras mismas, sino que creemos que vivimos lo que estamos viviendo porque es mi deber.
De ahí se crean también esas creencias limitantes como, por ejemplo, ‘mejor ser humilde que rico’. Nos han hecho creer que el hombre está para servirle a ese Dios. Pero mientras sigamos sirviéndole a ese Dios que ‘está en el cielo’, estaremos negando ese Dios que habita en nosotros.
Y ahí está el secreto. En ver nuestro potencial. Conocer nuestra naturaleza. Saber de dónde venimos. Y así, actuar en consonancia de lo que somos…
Dioses y Diosas venerando la vida.