El sánscrito es una de las tres lenguas clásicas más importantes. Pero, ¿qué es una lengua clásica? Es una lengua muerta que sigue teniendo interés cultural, por lo que se sigue estudiando. Las otras dos más importantes son el latín y el griego antiguo.
El sánscrito es la lengua más antigua de las lenguas indoeuropeas y, según el hinduismo, es la lengua más antigua de la humanidad. Etimológicamente, «Sam» se traduce como bien y «kritam» como hecho. La palabra sánscrito viene de samskritam, que quiere decir perfecto, pulido, completo.
Se considera que el sánscrito es una lengua sagrada que fue revelada a la humanidad por los sabios y videntes, quienes pusieron en sonidos su experiencia mística. Ha sido considerada una lengua sagrada durante milenios porque contiene las escrituras antiguas de la India, que son repetidas una y otra vez por su conocimiento y sabiduría, pero también por su poder de vibración.
En la actualidad, el sánscrito se considera como una lengua filosófica para el hinduismo, el budismo, el jainismo y otras tradiciones espirituales originadas en el subcontinente indio. Cada una de las 51 letras del sánscrito tiene una vibración bella y cósmica, que resuena en consonancia con la realidad suprema. A cada letra se le llama una bijakshara, semilla de esta realidad.
La gramática del sánscrito
En cuanto a su morfología, el sánscrito está compuesto por dos tipos de raíces monosilábicas:
- Verbales: para verbos y nombres
- Pronominales: para pronombre y partículas
Para formar palabras compuestas basta con añadir afijos u otras raíces a la raíz principal, lo que facilita su traducción a partir de sus raíces. Un diccionario de sánscrito no se compone de palabras sino de raíces. Todas las combinaciones posibles están sujetas a las reglas Sandhi, un poco más de cuarenta, que indican cómo combinar vocales o consonantes, cómo hacer conjugaciones verbales y hasta cómo hacer diferentes aspiraciones sonoras.
El idioma sánscrito tiene ocho casos de declinación:
- Nominativo: indica el sujeto
- Vocativo: invocación
- Acusativo: indica objeto directo
- Instrumental: instrumento: con, por, por medio de, etc.
- Dativo: objeto indirecto
- Ablativo: indica la fuente (a causa de, desde, a partir de, etc.)
- Genitivo: sentido de pertenencia
- Locativo: ubicación
Tres géneros: femenino, masculino y neutro.
Y tres números: singular, dual y plural.
El sánscrito en el yoga
Quizás una de los temas que más sorprende a un principiante de Yoga cuando llega a una clase por primera vez es escuchar al profesor nombrar a las asanas (palabra sanscrita que significa postura) de Yoga y las invocaciones en un idioma extraño para él, “El Sanscrito”.
Según la tradición hindú, el sonido del Om creó el mundo gracias a su vibración. El resto de palabras tienen una vibración especial, no tan importante como la del Om.
El sánscrito es la lengua que guarda una mejor relación entre el significado que le damos a una determinada palabra y la vibración al pronunciarla.
Como el sánscrito a través de esa vibración nos ayuda a conectar con lo absoluto, que es la función del Yoga, se le llama «Yoga lingüístico». Además, el sánscrito es la lengua original en que se redactaron la mayoría de los textos más importantes del Yoga.
La finalidad de nombrar las asanas en sánscrito, no es marcar diferencias entre el alumno y el profesor, o dar la sensación de una superioridad intelectual. El motivo real de su uso es el ir más allá de lo que una simple traducción moderna representaría e intentar comprender el significado real y profundo que en el pasado se quería expresar cuando la lengua común era el sánscrito.
Más allá de un significado
Por ejemplo, si nombramos posturas como “Postura del triángulo extendido” o “postura de la silla” en nuestro inconsciente veremos representado lo que estas palabras trasmiten para nosotros, en nuestro idioma. En cambio, si las nombramos como “Utthita Trikonasana” o “Utkatasana”, el nombre de la postura irá mucho más allá de la simple traducción. Nuestra mente al escuchar “Utthita Trikonasana”, evoca mucho más que el significado de la palabra. Penetra en la complejidad de la postura, sus ajustes, sus sensaciones, su conexión con la memoria corporal de la postura, etc. Esto nos permite avanzar más allá del simple significado de la palabra, de tal forma que avanzamos en la práctica a través de la evocación que el sonido produce en nuestra mente y cuerpo al nombrar la postura.
Observa como cuando estás en clase y el profesor nombre la postura por ejemplo “Utthita Trikonasana”, no tenemos que procesar conscientemente que postura es, sino que nuestro ser más sutil, celular, orgánico, mental ya está preparado para la postura. Así, recogemos de experiencias pasadas el estado en donde lo dejamos, para a partir de este estado y sus sensaciones, profundizar más en la postura. Quizás sea esta el principal motivo de su utilización.