La mayor parte de nuestra vida, sobre todo cuando somos adultos, vivimos conectados a nuestra cabeza y dejamos totalmente apartada la conciencia corporal de todo nuestro organismo.
En nuestra sociedad se nos enseña y se nos entrena para separar el cuerpo y la mente. Se ven como dos realidades separadas y nos olvidamos de que esta separación es más de origen cultural que biológico. Nos condicionan a creer que el cuerpo es algo controlado por la mente, y buscamos desarrollar ésta a expensas del cuerpo.
Como consecuencia, la mayoría de las personas tienen un nivel de conciencia corporal muy limitado. Solo perciben su cuerpo cuando duele; de otra manera, se sienten “bien”. El significado real de esto es que pocas saben percibir su cuerpo y por lo tanto tampoco los mensajes de alerta que llegan antes del dolor.
¿Qué es la conciencia corporal?
La conciencia corporal es el proceso dinámico e interactivo por el que se perciben los estados, procesos y acciones que suceden en el cuerpo. Esto es, tanto a nivel interoceptivo, como propioceptivo y que pueden ser percibidos por uno mismo.
De este modo, la conciencia está ligada a todo aquello que se percibe. En los momentos álgidos de conciencia no solo se detecta aquello que está ocurriendo dentro del campo de la experiencia, sino que también existe conciencia de la percepción de este proceso, que podría denominarse como una autoconciencia de la conciencia.
La noción de cuerpo fue estudiada por la medicina, la filosofía, la literatura, el arte y la psicología. De ahí que en los últimos 20 años las investigaciones de la neurociencia, las terapias psicocorporales que trabajan con y desde el cuerpo. Tambien la atención plena o mindfulness, resalta la importancia del cuerpo como instancia que trasciende lo biológico, para dar espacio a lo social, lo psicológico y lo espiritual.Es decir, se hace puente para el procesamiento de los eventos internos y externos.
El yoga como herramienta
Si eres yogui sabes de lo que te hablo. El proceso de concienciación corporal es algo que se desarrolla poco a poco en la esterilla. Yo también era de las que no sabía percibir mi cuerpo hasta que alguien me enseñó. Desde ese momento quedé fascinada con las sensaciones físicas que era capaz de sentir. Cuando ponemos nuestro cuerpo a prueba con cada asana de la práctica, hacemos consciente cada músculo que estamos utilizando. En la esterilla percibimos los límites de nuestro cuerpo, nuestras fortalezas y debilidades, y aprendemos a aceptarlas y amarlas.
El profesor de yoga debe acompañar ese proceso de autoconocimiento. Es a partir de la escucha cuando uno aprende a cuidarse dentro y fuera de la esterilla.