Con el microcuento que os presentamos hoy: «Cada uno recibe lo que se merece», aterriza la cuarta de muchas historias, que formarán parte de ésta maravillosa sección a la que hemos llamado: «Historias milenarias de la India». Donde recordemos, dejaremos nuestra mente volar a un mundo lleno de fantasía, que nos hará conectar con la más pura realidad.
Y sin más rodeos, te invito a sumergirte en éste maravilloso microcuento, extraído del libro «Cuando Occidente se olvidó de Oriente, se desorientó» ; relatos editados por el Swami Prima Rajendra Das.
Pasen y disfruten.
Cada uno recibe lo que se merece
En un pueblo de las montañas del norte de la India, había un Sudra trabajador. Durante toda su vida, estuvo partiendo piedras en la mina.
Un día, cansado de tanto trabajo duro, rompió una piedra y resultó estar hueca. La cogió en sus manos para ver lo que había en el agujero y …. ¡no lo podía creer lo que veían sus ojos!
Había una hormiga viva dentro del hueco. Pero más increíble todavía: ¡estaba dándole bocados a un grano de trigo! Esto ya era demasiado. En éste momento, el hombre obtuvo una iluminación sobre el gran poder de Dios, el padre eterno de todas las criaturas vivientes. Su mente se había vuelto jubilosa: «¡Qué grande es el Señor» Y cómo cuida él a todos sus hijos, aunque sea una simple hormiga», pensó para sí mismo.
«Bueno, ¡entonces a mí también me cuidará!, ¡ya está bien de sufrimiento en la mina!» Y con mucho gusto tiró la masa y partió alegremente a su hogar.
Cuando llegó a la casa, sorprendió a su esposa preparando la comida:
_ ¿Qué haces aquí a ésta hora, no deberías estar trabajando? – preguntó curiosa.
El marido le explicó, totalmente despreocupado:
_ Ya no iré más a la mina. Dejé de trabajar en éste agujero oscuro, me merezco algo mucho mejor.
_ Qué dices, ¿te has vuelto loco?_ se asustó la mujer_ ¿Y de qué vamos a vivir?
_ Dios le da a cada uno lo que se merece, ni más ni menos_ respondió el hombre con una gran convicción. Pero a la mujer no le gustó ésta actitud y no paraba de quejarse y reprochar a su esposo.
De nada le sirvieron al marido sus explicaciones y predicaciones, mucho menos la historia de la hormiga. Ella estaba totalmente convencida de que, si su esposo no tenía un trabajo estable, no iban a durar ni una semana.
Pero la experiencia mística que tuvo con la hormiga en la piedra, le dio mucha fé al hombre.
Para relajarse un poco de la presión en casa, decidió darse una vuelta por el bosque. Allí, entre la naturaleza y los árboles, se sentó y felizmente descansó.
Al levantarse, tropezó con algo que había en el suelo. miró y vio algo extraño: un trozo de chapa. Se puso a limpiar un poco más la tierra de alrededor y halló una caja grande y muy pesada enterrada… La abrió y se puso las manos en la cabeza: ¡Estaba llena de oro!
Primero, quería llevársela, pero al ver lo grande que era y cuánto pesaba, decidió dejarlo todo nuevamente en manos del destino: » Si me tiene que llegar, me llegará hasta casa». Y partió tranquilamente de vuelta a su hogar.
Cuando llegó a casa, le explicó a su mujer lo que encontró en el bosque y cómo lo dejó allí confiando en la voluntad divina, la mujer se desmayó.
Cuando se despertó del choque, le dijo de todo:
_ ¡Ésta mañana pensaba que estabas mal de la cabeza, pero ahora veo que te has vuelto totalmente loco!
Daba la casualidad que en otro piso de la misma casa habitaban unos vecinos muy espabilados, que eran realmente unos ladronzuelos. Al escuchar tras la pared lo que sucedía en la casa del matrimonio, se les pusieron los dientes largos. Decían:
_¡Qué tonto es éste vecino, ha abandonado el tesoro en el bosque!, ¡Vamos a apoderarnos de él antes de que se lo piense mejor! _ Y rápidamente, partieron en busca del cofre.
No les costó mucho trabajo encontrarlo, ya que el vecino había descrito muy bien donde la encontró. Se burlaron de lo tonto que era y, sin mirar el contenido, cargaron la pesada caja a sus espaldas y con muchas dificultades, la llevaron hasta su casa… Pero qué sorpresa se llevaron cuando al abrir la tapadera de chapa, en vez de joyas y oro, se encontraron….. ¡piedrasy chinos!
No es difícil imaginarse cómo se les puso la cara a éstos ladronzuelos.
_¡Qué vergüenza el vecino! _ le maldecían llenos de cólera, pensando en cómo pudo gastarles la broma, literalmente tan pesada…
_¡Pero ahora, se va a enterar!_ le dijo el uno al otro:
_Ahora vamos a reír nosotros, ¡ya verás! ¡Vamos a tirarle un regalillo por la chimenea para que se les quiten las tonterías!
Ésta vez, les toco subir la pesada caja con las piedras, al techo de su casa, una tarea casi imposible… pero el deseo de venganza era tan grande, que al fin lo lograron.
Mientras tanto, el vecino y su mujer estaban sentados tranquilamente en la butaca, delante de la chimenea. Escucharon un terrible ruido y ni siquiera les dio tiempo de mirarse cuando…. ¡¡Buuuumm!!, algo muy pesado cayó con gran estrépito, expandiéndose por el suelo de la habitación nubes de polvo negro de la chimenea…
Tosiendo, abrieron la ventana para poder respirar un poco… y cuando el polvo se asentó, no podían creer lo que veían sus ojos:
¡El suelo estaba lleno de joyas de oro y piedras preciosas!
El marido, reconoció la caja del bosque y maravillado le dijo a su mujer:
_¿Ves cómo yo tenía razón? Si Dios quiere que tengamos algo, seguro que lo vamos a tener. ¡Cada uno recibe siempre, lo que se merece!
•Moraleja•
«Quién se satisface con ganancias que vienen por sí mismas, ha superado la dualidad y está libre de toda envidia y estable tanto en el éxito, como en el fracaso».
¿ Y tú, qué aprendizaje sacas de éste microcuento? Déjanos tus impresiones en comentarios ¡te leemos!
NAMASTÉ