Si has leído las anteriores entradas (las cuales puedes encontrarlas en la categoría de filosofía) habrás visto que hemos empezado por las conductas y hemos llegado a la meditación, pasando por otros aspectos, todas ellas muy importantes, para al fin y al cabo, llegar al Samadhi, a la unión con la verdad absoluta, a la unión con el todo.
Ahora entendéis por qué digo que el Yoga no es un deporte, que el Yoga no es un ejercicio, que el Yoga va más allá del estiramiento y la flexibilidad… Ahora entendéis por qué cuando digo que decir que el Yoga es un deporte, a mi personalmente, me parece una falta de respeto a esta filosofía de vida holística. El Yoga es un arte de vida, y por lo tanto, así hay que respetarlo, lo practiques en todos sus aspectos, o no.
Como te he mencionado, nos faltan por trabajar los últimos dos miembros, y hoy, en esta entrada te hablaré sobre Dhyana, el séptimo y último miembro antes de llegar a Samadhi.
¿Quieres seguir aprendiendo y avanzando?
Pues quédate conmigo =)
¿Qué es Dhyana?
Es la antesala de Samadhi. Venimos de preparar nuestra mente para la meditación y ahora estamos preparadas para esta experiencia, transcender esta realidad y ser más allá de la razón. Pero no nos confundamos, este viaje de introspección y transcendimiento no es un viaje corto, más bien es de largo plazo. Así como sus beneficios.
Lo podemos confundir con la concentración, pensando que meditar es concentrarnos en algo, pero concentrar nuestra atención en algo, se llama Dharana, así como lo vimos en la entrada anterior. En ese paso nuestra intención era evadirnos de los sentidos, de lo externo y no dejar que las fluctuaciones nos influencien. Dhyana, sin embargo, es dejar el cuerpo y el mundo que nos rodean. Si logras meditar, eres capaz de cualquier cosa, capaz de todo aquello que te plantees.
Como ya te habrás dado cuenta, lo que hoy día llamamos ‘meditación’, muchas veces queda en concentración, Dharana, sin llegar a ser Dhyana. Pero no por eso es menos importante y beneficioso. Como ya he mencionado anteriormente, es un mismo viaje, y así como no puedes llegar a otro país sin comprar un billete, o sin coger un medio de transporte, o sin simplemente decidir que te vas, lo mismo pasa en el viaje de estos ocho miembros de Patanjali. Cada uno de ellos te beneficiará, pero sin el conjunto no llegarás al destino deseado. En definitiva, es lo que pasa en todos los aspectos de nuestras vidas.
Diferencia entre Dharana y Dhyana
Entonces… Dharana es concentración y Dhyana es meditación. Entendido. Pero realmente te estés preguntando cómo se diferencian entre si, cómo saber cuándo es concentración y cuándo meditación. Bien, a continuación te explicaré qué es lo que les diferencia.
La diferencia es tan simple como que en la concentración, tu atención está fijada en algo existente, un objeto, una imagen, un sonido, etc. En cambio en la meditación, nuestra mente y nuestra atención deja de estar aquí y ahora, cesa toda atención en este plano para profundizarse en el vacio, dejando de lado todas las áreas que le mantienen en el aquí y ahora.
Y ojo, no me malinterpretéis, meditar no es dejar el presente, no es acudir a otro espacio de tiempo o lugar, sino más bien entrar en otro estado. Un estado neutral, limpio y puro.
¿Ya entendiste la diferencia? En muchas ocasiones se cree que son lo mismo, ¿eras una de ellas? Yo te tengo que decir que pertenecía a ese club hasta que realmente entendí las carácterísticas y naturaleza de cada uno de los miembro de Patanjali.
Estamos llegando a nuestro destino de la información, ya que el destino en general es la práctica. Pero oye, sin la información sería imposible la práctica, osea que estamos en ello. En la siguiente entrada es donde podremos seguir trabajando estos ocho miembros, en concreto el último.
Pero como de costumbre, me despido con una meditación para que puedas realizar la práctica de hoy en relación a lo que hemos aprendido.
Que lo disfrutes y te beneficie.
Te mando un abrazo 😉