El yoga es una de las terapias complementarias más beneficiosas para la enfermedad de Parkinson. Ayuda a aumentar la flexibilidad, mejorar la postura, aflojar los músculos tensos y doloridos, desarrollar (o reconstruir) la confianza, mejorando así la calidad de vida.
En la investigación y el control de los tratamientos de la enfermedad de Parkinson, la comunidad médica le presta gran interés a la medicina alternativa y complementaria. Si bien no se ha demostrado que los cambios en la alimentación retrasen el avance de la enfermedad, un estilo de vida saludable y equilibrado, en general, mejoran el estado de ánimo y el deseo de mantenerse activo.
El uso del movimiento, el sonido y, sobre todo, la música, parecen ser beneficiosos para mejorar las funciones motoras, afectivas y conductuales. De esta forma, una práctica de yoga, nos ayuda a conectar cuerpo y mente, mediante la inclusión de sonidos, respiración y secuencias motoras.
En este artículo veremos como puede ayudar el yoga en la enfermedad de Parkinson y ser una herramienta más en su programa de rehabilitación.
Veamos primero qué es la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta el movimiento. Es un tipo de demencia en el que los síntomas comienzan gradualmente. A veces, comienza con un temblor apenas perceptible en una sola mano. Los temblores son habituales, aunque la enfermedad también suele causar rigidez o disminución del movimiento.
En las etapas iniciales de la enfermedad de Parkinson, el rostro puede tener una expresión leve o nula. Es posible que los brazos no se balanceen cuando caminas. El habla puede volverse suave o incomprensible. Los síntomas de la enfermedad de Parkinson se agravan a medida que esta progresa con el tiempo.
A pesar de que la enfermedad de Parkinson no tiene cura, la medicación y otro tipo de terapias de rehabilitación, como el yoga, podrían mejorar notablemente los síntomas y aumentar la calidad de vida del paciente.
Yoga en la enfermedad de Parkinson
Al ser una enfermedad que afecta principalmente a la parte motora, las posturas sentadas y con apoyos serán más accesibles para las personas que tienen una movilidad limitada o que tienen una sensación de inestabilidad.
Música y ritmo en las secuencias
Las prácticas que involucran el sonido (mantras, tocar instrumentos, escuchar y moverse con la música, percusión, etc.) pueden ser efectivas en el entrenamiento de la marcha ya que proporcionan un ritmo constante para el paso. Los movimientos rítmicos simples alrededor de la sala o cambiar el peso de un pie al otro alternando con los movimientos de los brazos mientras se está sentado en una silla son elementos básicos de las clases de yoga para la enfermedad de Parkinson.
Los movimientos con música mejoran la resistencia, el rango de movimiento, la fuerza y la coordinación de las manos. Estas mejorías se incrementan cuando los movimientos cruzan la línea media del cuerpo. Por ejemplo: subir y cruzar los brazos a la altura de los hombros en la postura del águila, abrazarse a sí mismo, tocar la oreja opuesta o cruzar la mano a la rodilla contraria en una torsión sentada. Esto e gracias a la coordinación de los hemisferios que estas acciones requieren.
También podemos trabajar la conciencia del ritmo con los pranayamas (trabajo con respiración en tiempos, moverse al ritmo de la respiración), y los orkriyas (movimientos de yoga con una intención específica, generalmente con una indicación de repetición con tiempos). Un ejemplo de estos ejercicios puede incluir una respiración alternada por las fosas nasales con una relación de 3:3:3 (inhala en 3 tiempos, mantén 3 tiempos, exhala en 3 tiempos) o llevar los brazos hacia arriba contando hasta 4, luego hacia fuera contando hasta 4 y, por último, hacia abajo contando hasta 4.
Asanas para la enfermedad de Parkinson
Las asanas que fortalecen el abdomen y la postura, como utkatasana (postura de la silla), navasana modificada (postura del barco) o variantes de salabhasana (postura de la langosta) pueden ayudar a contrarrestar los hombros encorvados y la posición adelantada de la cabeza.
Para aliviar la rigidez corporal al levantarse por la mañana, es recomendable realizar en casa movimientos en el suelo o en la cama con la ayuda de un cuidador o familiar. Los estiramientos laterales (extendiéndose a cada lado, como la postura de la media luna reclinada) y un suave calentamiento de los isquiotibiales (como apanasana o postura de rodillas a pecho y supta padangusthasana o postura del dedo gordo reclinada) son una excelente forma de comenzar el día.
Es muy importante asegurar la comodidad y la seguridad en la postura. Para ello, podemos utilizar variantes y modificaciones de las asanas para obtener un mayor beneficio. Además, podemos ayudarnos de una pared o una silla para estabilizarlo/a o accesorios de yoga para darle amortiguamiento a las zonas más rígidas del cuerpo.
En cuanto a las posturas de equilibrio, pueden resultar difíciles de mantener para las personas que tienen Parkinson. Prepara las secuencias con apoyo en una pared y ofrece modificaciones que le permitan a la persona estar más cerca del suelo.
Hay que tener en cuenta que existen diferentes niveles y etapas de la enfermedad y los síntomas pueden variar de un día a otro. En la terapia de yoga es importante que , el instructor tenga la capacidad de adaptar el plan o de ofrecer modificaciones bien pensadas a sus alumnos. También es importante hablar con confianza y claridad y mantener una actitud optimista, ya que esto puede ayudar a que se sientan cómodos. Se trata de hacer uso de las habilidades que tengan preservadas, y ayudarlos a mejorar su calidad de vida mejorando la sintomatología propia de la enfermedad de Parkinson.
Fuente: Vix.com
Secuencias de yoga adaptadas para enfermos de Parkinson
Postura de gato-vaca sentada (extensión y flexión)
Coloca tus manos sobre las rodillas e inhala mientras tu pecho y abdomen se mueven hacia adelante. Exhala curvando la columna y contrayendo el área del vientre. Continúa alternando durante dos o tres minutos.
Torsión espinal en silla
Alivia la tensión de los hombros y el cuello, mientras estira la espina dorsal.
Mantén la columna recta, las rodillas juntas, los pies bien apoyados sobre el suelo. Voltea tu torso hacia la izquierda. Con la mano izquierda sostén el respaldo de la silla, colocando la mano derecha sobre el muslo izquierdo. Con cada inhalación, alarga tu columna vertebral y con cada exhalación gira tanto como te sea posible. Mantén esta posición durante 5 respiraciones y luego repite con el lado derecho.

Fuente: todo-mail.com
Estos son solo dos ejemplos de secuencias que podemos realizar en una silla para personas con movilidad reducida. Aquí encontrarás más adaptaciones a posturas que ya conoces, e ideas para programar tu clase con pacientes de Parkinson.