Cuando acudimos a una clase de Yoga, seguimos la ejecución de las asanas según las indicaciones de nuestra maestra o maestro , dejándonos llevar y fluyendo con la energía del espacio y las sensaciones de nuestro cuerpo. Pero ¿ realmente sabemos qué estamos trabajando con las asanas que realizamos?
Te invito a profundizar un poco más en ésta maravillosa práctica físico-mental.
¿Qué son las asanas?
Durante la práctica de asana o postura física, establecemos un diálogo íntimo y personal con nuestro cuerpo para conocerlo y aceptarlo, integrando así cuerpo y mente. Expandimos y recibimos. Le decimos a nuestro cuerpo qué tiene que hacer y recogemos esas sensaciones. Eso es la asana.
No se trata de querer imponer a nuestro cuerpo físico llegar a una postura, sino todo lo que sucede hasta llegar a ella con conciencia, respeto y amor. Recordemos que no se trata de una competición con nosotras mismas ni con el compañero de clase, sino de profundizar y descubrir poco a poco la capacidad de todo nuestro ser.
Las asanas en el yoga, tienen un efecto global en todos nuestros sistemas del organismo: físico, emocional, mental y energético. Así que te animo a usar las posturas como una transformación hacia una experiencia integradora, donde toda nuestra atención vaya hacia dentro; donde nos convirtamos en meros espectadores de lo que está sucediendo.
Normas generales para la correcta realización de asanas
Éstos son algunos consejos que te ofrezco para conseguir una práctica más completa, correcta y centrada; aunque recordemos que cada cual siempre es libre de elegir cómo y qué le viene bien a su cuerpo.
• A ser posible, vaciaremos la vejiga e intestinos antes de iniciar la sesión de asanas.
• Iniciaremos la práctica aproximadamente una hora y media después de haber comido.
• Usaremos ropa cómoda, que nos de libertad de movimiento
• Nos despojaremos de objetos como joyas, collares, reloj…
• Realizaremos la práctica sobre una superficie anti deslizante , a ser posible una esterilla de yoga.
• No practicaremos si tenemos fiebre.
• Intentaremos no beber agua durante la práctica, para no alterar nuestra temperatura interna.
• Adaptaremos la práctica a nuestras posibilidades y necesidades del momento.
• Evitaremos a toda costa practicar con prisa.
• Respiraremos por nuestras fosas nasales de una manera lenta y consciente.
• Empezaremos calentando e iremos avanzando poco a poco.
• Entraremos y saldremos de las posturas lentamente, observando el trabajo de nuestros músculos.
• Permaneceremos en el « aquí y ahora » disfrutando de nuestra práctica.
• Terminaremos siempre con una relajación para que todos los beneficios se asienten en nuestro cuerpo.
• Ayúdate del material necesario, para hacer tu práctica lo más cómoda posible. En éste artículo te informamos sobre todos los «props» o materiales de yoga.
Efectos de las asanas
• Los músculos, tendones, articulaciones y ligamentos recuperan su flexibilidad y fortaleza. El esqueleto se agiliza y la columna vertebral aumenta su elasticidad.
• La circulación energética se activa y regulariza generando un estado emocional positivo.
• La inspiración profunda, consigue más oxigeno y con ellos más alimento para nuestras células.
Sólo tenemos un cuerpo ¡Cuidemoslo! Trabajemos desde el amor y el autoconocimiento, para conectar con nosotras mismas y con la divinidad que albergamos en nuestro ser.
Tipos de asanas
A la hora de indagar en las ejecución de las asanas, tendremos en cuenta que para su clasificación, tomaremos como punto de referencia nuestra columna vertebral.
A partir de ahí, existen tres factores: la postura desde la que iniciamos la asana, las partes del cuerpo que movilizamos y la dirección hacia la que las movemos.
Asanas de pie
Son todas aquellas en las que nuestro cuerpo se sostiene sobre las plantas de los pies. Transmitimos a la Tierra el peso de nuestro cuerpo y a su vez, ella nos devuelve esa energía hacia arriba en forma de agarre y de sostén.
Este tipo de asanas, desarrollan fuerza, equilibrio, presencia y conciencia de nuestra anatomía. Son energizantes y ejercen una estimulación sobre las glándulas endocrinas y el sistema nervioso, ayudando a incrementar el nivel energético de nuestro organismo.
Se asocian con el chakra raíz, Muladhara Chakra , por su conexión de enraizamiento con la Tierra, conexión y estabilidad.
Una de las asanas de pie más conocidas en el mundo del Yoga, es Vrksasana o » postura del árbol», donde como su nombre indica, nuestro cuerpo simula el tronco y los brazos las ramas de un árbol.
Asanas de flexión
Consisten en el acercamiento del pecho a los muslos, dando flexibilidad a toda la parte posterior de nuestro cuerpo.
La pelvis es la que inicia la flexión y la lumbar se mantiene firme gracias a la activación del abdomen, que evita que ésta se curve. El movimiento comienza alargando la columna y después flexionando el tronco desde nuestra cadera hacia nuestras piernas, acercando primero el ombligo, después el pecho y por último la cabeza. Se pueden realizar del pie o en el suelo, teniendo en cuenta que en ese caso la movilidad de nuestra pelvis tiende a disminuir.
Éste tipo de asanas, ayudan a relajar el sistema nervioso, calman la mente e incitan a la reflexión e introspección.
Contraindicaciones: Si padeces de dolencias severas en abdomen o espalda, como hernias discales o nervio ciático debes realizar éstas posturas con la mayor atención posible.
Asanas de inclinación lateral
Aquí, nos desplazamos del eje del cuerpo estirando un lado de la columna, mientras el contrario se activa y soporta el estiramiento. Siempre se realizan primero de un lado y luego del otro, buscando el equilibrio de ambas partes.
Éstas asanas, abren las costillas produciendo así una ampliación respiratoria y un alineamiento de la columna vertebral compensando los laterales de nuestro cuerpo . También fortalecen la musculatura de la parte alta de la espalda, los hombros y el cuello.
Nos ayudan a equilibrar las energías y la mente.
Asanas de torsión
Son aquellas en las que movilizamos la columna vertebral en sentido giratorio. Éstas posturas, masajean nuestras vísceras, favoreciendo un buen tracto abdominal, mejorando el funcionamiento del hígado y eliminando toxinas y tensión de nuestro cuerpo.
A nivel emocional, tienen un poder equilibrante, desintoxicante y neutralizador. Girar el cuerpo es una buenísima ocasión para ver las cosas desde otra perspectiva ¿ no te parece ?
Contraindicaciones: Sus variantes más profundas, no se recomiendan cuando existen lesiones graves de columna, presión arterial o embarazo.
Asanas sobre brazos
En éstas asanas el peso recae sobre nuestros brazos por lo que es necesario realizar una rotación externa de nuestros hombros y permitir que nuestro cuello se alargue. El trabajo se realiza desde el omoplato, utilizando los brazos para impulsarnos y así no cargar peso sobre nuestros hombros; para ello, es vital colocar bien firmes las palmas de nuestras manos sobre la Tierra.
La seguridad, estabilidad y conexión con nuestro poder personal son trabajados con éste tipo de posturas.
Contraindicaciones: Si padeces alguna lesión grave en las muñecas, no es recomendable su práctica, aunque siempre existen otras salidas: Prueba a hacer la variante con los antebrazos y ¡listo!
Asanas de extensión
Consisten en el movimiento de la espina dorsal hacia atrás, estirando así la parte anterior del cuerpo y expandiendo el tórax. La extensión se realiza desde la parte alta de nuestra columna alargando y sosteniendo el abdomen para así poder proteger la zona lumbar y fortalecerla sin riesgo alguno.
Con éstas posturas, se produce un sentimiento de expansión, de apertura del corazón y de gozo.
Contraindicaciones: Se suele descuidar la zona cervical ¡ mucho cuidado con eso!. Si padeces lesiones graves en la columna, mejor adapata tu práctica a otro tipo de asanas
Asanas invertidas
Son aquellas en las que la cabeza queda por debajo de la altura del corazón. Ésta inversión activa la circulación de retorno ayudando así a una buena oxigenación del cerebro, relajación del sistema nervioso y fortalecimiento de las vértebras cervicales.
Las posturas invertidas nos proporcionan calma, confianza en nosotras mismas y aumentan la capacidad de concentración; nos ayudan a ver el mundo desde otra perspectiva y abrirnos a ella sin miedo.
Contraindicaciones: No son recomendables si padeces de hipertensión,problemas de corazón, columna o lesiones de retina.
¿ Te animas a experimentar y poner en práctica todos estos tips ? Si es así, confía en tu poder divino y recuerda:
«Las asanas se realizan con el cuerpo, se mantienen con la mente»
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